sábado, 7 de marzo de 2020

8M FAKE

LA GRAN ESTAFA DEL 8-M


Pretenden hacer "historia", pero esto parece más bien "histeria"

Se avecina el aquelarre anual por el cual hordas de iletradas fácilmente manipulables exhibirán por las calles y en los medios su convicción de que pueden "parar el mundo" de forma análoga a cómo hasta el más tarado de los viajeros de un autobus público puede detenerlo tirando del mecanismo de emergencia, proceder cuya glorificación constituye una de las apoteosis del absurdo que por estos lares devienen costumbrismo.

Poco importa que diversas instituciones internacionales reconozcan que España es el quinto mejor país del mundo para ser mujer, el feminismo histérico se alimenta ideológicamente de rencor, exageraciones y dramatismo, y en su imaginario no caben ni risueña celebración por los logros que se arroga ni otra actitud que el irredentismo por bandera. Así, aunque la tozuda realidad demuestre que los homicidios contra mujeres sean tres veces menos que los padecidos por varones, que la siniestralidad laboral que padecen sea estadísticamente irrelevante o que sigue sin aparecer ningún caso de ocupación laboral en la que en igualdad de condiciones su remuneración sea menor que la de un hombre ... volverán a gritar histéricamente contra problemas inexistentes para reclamar derechos que ya tienen y quejarse de una percepción victimista de los hechos que viene a confirmar el adagio acuñado por Pascual Quignard, según el cual, si quieres oprimir a alguien, debes empezar por proclamar a los cuatro vientos que la víctima eres tú.


Porque el hecho es que la condición de quinto mejor país para ser mujer ha sido conseguido gracias a políticas torticeras que llevan a pensar que tal vez España se esté convirtiendo en uno de los peores países del mundo para ser varón: asimetría penal (el delito cometido por el hombre, por el hecho de ser hombre, conlleva una mayor pena que si el mismo delito lo comete una mujer), gratuidad para las denuncias femeninas, ausencia de cómputo real de denuncias falsas, vulneración del derecho a no ser arbitrariamente detenido, existencia de tribunales de excepción solo para hombres, un discurso público que culpabiliza al varón por el mero hecho de nacer con el cromosoma Y como potencial agresor y violador, ... todo ello promovido por un sistema judicial y educativo en el que la mayoría de los empleados son mujeres y subvencionado por un "Estado opresor" -que es un "macho violador" según cierta grotesca copla que será robóticamente repetida en concentraciones varias- pero que no deja de alimentar con dinero público -aportado por el contribuyente- asociaciones, conciliábulos y chiringuitos que viven de perpetuar la guerra al "patriarcado", la mendaz percepción de que debemos estar por debajo de Ruanda en cuanto a derechos de la mujer y de que existe un curioso "terrorismo machista" sin organización subyacente, ideología, adiestramiento, financiación ni conexiones internacionales, sin acciones indiscriminadas, células ni grupos locales, ... carencias todas que bastan para retratar el tremendismo de una percepción histérica e irreal del orden social.


Todo esto en un país en que el fracaso escolar, la tasa de suicidio, las muertes en accidente laboral y un sin fin de indicadores de los males REALES de la sociedad nos remiten a su abrumadora incidencia sobre los varones. Un país en cuya línea de sucesión a la jefatura del estado, y en que la dirección del primer banco nacional tenemos a mujeres. En que hay más universitarias que universitarios. En que no existe ninguna ley que reconozca al varón derecho alguno sobre la mujer, pero sí al contrario, en que existen cuotas, asociaciones y prebendas exclusivamente femeninas, ... ¿Puede alguien aclarar dónde está el famoso "patriarcado"?

Si de verdad el feminismo significase "igualdad" el primer deber moral de toda mujer consciente debería ser el rechazo de este sistema de privilegios, instituido por un poder político que fomenta la división y el enfrentamiento entre sexos para asegurarse el sostén (sin dobles sentidos, por favor) ideológico y el voto cautivo de las redes clientelares que fomenta.

Así que, por favor, menos demagogia con el cansino "feminismo" y más equidad, justicia e igualdad, conceptos todos ellos ausentes en su esencia de lo que hoy en día es un discurso hegemónico disfrazado de progresismo.

(posesodegerasa)


Las mujeres de valía nunca han necesitado ampararse en el victimismo.

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