domingo, 13 de julio de 2014

LOS DOS CORRIDO A EMILIANO ZAPATA EN VIDA Y EN MUERTE VIVA ZAPATA



CORRIDO A
EMILIANO ZAPATA

Letra y Música: Juan Robles Castro.
Procedencia: Palmira, Morelos. 1979.

Oigan bien este corrido
que a Zapata canto hoy,
al defensor del ejido
y al campesino ayudó.

El porfiriato era entonces
símbolo de la opresión,
pensó seguir siendo el amo
de toda nuestra nación.

Madero se levantó
de todo buen corazón,
Zapata lo secundó
porque tenía razón.

Pero Emiliano le dijo
su deseo de luchar,
Madero le ofreció
la tierra para sembrar.

Este fue el primer problema
que el plan de Ayala planteó,
también los terratenientes
que muy sentidos están,
porque ya nunca las tierras
a su poder volverán.

Zapata siempre decía
y con sobrada razón,
que la fábrica y la tierra
serán del trabajador.

Ya no habrá más hacendados
que sigan siendo el patrón,
por qué en los tiempos actuales
marcha la revolución.

Ya todo el pueblo se siente
en vías de emancipación,
ya que nadie por ser pobre
se inclina ante el dictador.

A Zapata lo mataron
víctima de una traición,
de la nación fue el emblema
Madero no le cumplió.

Zapata tuvo enemigos:
el clero y el capital,
porque ya más no podían
al proletario explotar.

Eso no paró la lucha
la seguimos con tezón.

¡ Viva Zapata en Morelos
y en toda nuestra nación !

¡ Que viva Pancho Madero !
¡ Viva la Revolución !






CORRIDO DE LA MUERTE
DE EMILIANO ZAPATA

Autor: Baltasar Dromundo.

Aquí les traigo el corrido
de la traición insensata
que acabó con el caudillo
don Emiliano Zapata.
Fue en el año diez y nueve
mismo de mil novecientos
y era en el nueve de abril
cuando sucedió el suceso.
Salieron de Tepalcingo
con rumbo hacia Chinameca,
Zapata iba con Guajardo
por crer qu´era hombre de veras.
Dijo Zapata a Guajardo:
"Dormiré en "Agua de Patos"
y usted con los de su mando
siga a San Juan Chinameca".
Contestó María Guajardo:
"Ta muy bien, mi general,
allá le tengo el regalo
de cinco mil balas más".
Zapata durmió esa noche
con la dueña de su amor
que andaba también luchando
para la revolución.
Despertó en la madrugada
sobresaltado y le dijo:
"Se me afiguró que estaba
cerca de aquí el enemigo."
La mujer le dijo entonces:
"Ayer te avisé que tengo
el negro presentimiento
de que te quebre el Gobierno.
"Vete lejos d'estas tierras
porque después será tarde,
pues si te quebra el Gobierno
los indios se mueren de hambre."
Dijo Emiliano Zapata:
"Ya'stás como la mujer
que por creer que me mataban
vino desde Cuautla ayer.
"Esas son supersticiones
que nadie las debe creer
Guajardo es de pantalones
y con él voy a vencer.

"Ya ves que quebró a la gente
de Bárcenas anteayer
y sólo un macho de temple
tiene un igual proceder."
Montado en un alazán
que le regaló Guajardo
llegó Zapata a San Juan
con cincuenta de su mando.
Con una ametralladora
y trescientos bien armados
Guajardo estaba en la hacienda
dizque hablando con Palacios.
Llegó el capitán Castillo
diciendo al jefe Zapata
que para que viera el parque
era mejor que pasara.
Contestó Zapata entonces:
"Voy a ver al Coronel,
que vengan nomás diez hombres,
nada puede acontecer."
Montó el precioso caballo
que a la hacienda caminó,
cuando el clarín dió tres veces
la llamada de atención.
Entraba el Héroe a la hacienda
y una descarga lo hirió,
en lugar de saludarlo
esa tropa lo mató.
Todo su traje de charro
ensangrentado quedó,
y enfundada su pistola
también allí se manchó.
Allí naiden tuvo tiempo
de poderse adefender,
Guajardo acabó con todos
a los que dijo querer.
Así cayó en la emboscada
de Jesús María Guajardo
el gran General Zapata
qu'era un apóstol honrado.
Pablo González pidió
que ascendieran a Guajardo
y Carranza lo nombró
General Divisionario.
Al día siguiente los indios
vieron al Jefe ya muerto
y el corazón en un puño
se quere salir del pecho.
Carranza le dió a Guajardo
por la muerte de Zapata
además de dicho grado
cincuenta mil pesos plata.
Los periódicos dijeron:
"Ya mataron a un bandido",
pero los indios lloraron
la muerte de su caudillo.
Sólo Dios qu'está allá arriba
y que juzga la intención
pudo saber que Zapata
era de un gran corazón.
Enterraron a Zapata
en una profunda tumba
pues creiban que se saldría
para volver a la lucha.
Quedaba viva en los indios
la verdad de su palabra:
"La tierra no pertenece
más que a aquel que la trabaja".
Nueve años luchó Emiliano
por el ideal agrarista
y jamás tembló su mano
cuando exigió la justicia.
Así se acaba el corrido
de la traición insensata
en que se perdió al caudillo
Don Emiliano Zapata.

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