La pereza nos aleja de nuestros objetivos. Hace que el desempeño en cualquier área de nuestra vida sea pobre, mediocre. Pero, cuando no tenemos ganas de nada, ¿cómo podemos generarlas?
pasosEn primer lugar, descartando que nuestra pereza tenga que ver con cualquier dolencia física y/o psicológica.
Por ejemplo, si una persona padece síndrome de fatiga crónica o depresión, todo esto le sonará como un mal chiste. En esos casos hablamos de algo más complejo y lo más oportuno es buscar ayuda profesional.
En cambio, si solamente necesitamos un pequeño empujón, se trata de algo mucho más simple. Sólo hay que poner en práctica algunos sencillos consejos como los siguientes:
1. Ejercicio físico: La pereza puede provenir de la falta de energía y un buen recurso para proporcionársela al cuerpo es el movimiento, por contradictorio que parezca.
2. Descansar bien a diario: Naturalmente. ¿Cómo vamos a estar deseosos de hacer algo si estamos cansados?
3. Establecer tiempos: Lo más difícil es empezar. Si nos fijamos una hora para hacer algo, que sea esa y sin pensarlo. También podemos fijarnos un tiempo para realizar la actividad. Por ejemplo: “Limpiaré durante quince minutos.” “Estudiaré media hora.” Ya verás. Una vez entrados en materia, lo que viene después es más fácil.
4. Hacerlo urgente: “Al mal paso, darle prisa.” Establecer un límite para terminar con la tarea cuanto antes es muy efectivo.
5. Ver los beneficios: La pereza nos induce a ver las dificultades antes que los beneficios que obtenemos al finalizar la tarea. Hay que darle la vuelta.
6. Premiarse: Si la recompensa no es inmediata, ¿qué mejor que darse a uno mismo un capricho por el buen trabajo? ¿Por qué no? Con esto hay que ser proporcionados, claro. No vamos a premiarnos con unas vacaciones en París por haber fregado los platos antes de las cuatro de la tarde. Pero, ¿qué tal un baño reconfortante o un maravilloso café?
7. Pensar en lo que pasaría si la tarea no se hace: Si no nos motiva mucho pensar en los beneficios, quizás podríamos pensar también en los perjuicios. ¿Qué ocurriría si no hacemos lo que tenemos que hacer?
8. Encontrar compañeros de actividad: El apoyo mutuo funciona también. Ya no es la motivación de una sola persona; son varias motivaciones juntas.
9. Tratar de estar parados el menor tiempo posible: Acostumbrarse a estar activos a lo largo del día, hará que se nos hagan menos cuesta arriba las tareas tediosas.
10. Dividir las tareas en sub-tareas: Por supuesto, dependiendo de la complejidad de las mismas. Dividir hará que la tarea sea más manejable y llevadera. Ilustrémoslo con otro dicho popular: “Uva a uva, un pavo se comió una viña.”
11. Tener claro el plan: A veces se dejan de hacer cosas sólo porque no se tiene claro cómo “meterles mano“, cómo abordarlas. Pensar antes en qué hay que hacer y en cómo hará más fácil ponerse a ello.
12. Hacer una cosa y después la siguiente: Es natural cansarse, saturarse y agobiarse cuando se simultanean varias tareas. Más conveniente es concentrarse en una y, una vez terminada, en la siguiente. Esto es mucho pedir, por ejemplo, para las personas que llevan el mayor peso de las responsabilidades familiares y, además, trabajan fuera de casa. Sin embargo, para evitar que nos pase factura a la larga este sobreesfuerzo, lo suyo es secuenciar las tareas, siempre que sea posible.
13. Desafiarse: Especialmente si algo nos parece difícil, muy duro de llevar a cabo. Retarse a uno mismo y enfrentarse al problema, como un guerrero. ¡Adelante! ¡Arriba! ¡Claro que puedes hacerlo!
14. Anotar los progresos: Cuando se tratan de alcanzar objetivos a largo plazo, ésta es una gran idea. Ir anotando cada día nuestros pequeños avances o lo que hemos hecho alimentará nuestra motivación.
15. Mirar cómo progresan los demás: Funciona si uno observa a las otras personas para inspirarse y mejorar. De otro modo, no tiene sentido.
16. Hacer cosas que nos llenen: Si podemos elegir entre dos ocupaciones: una que sería útil, pero que no nos gusta, y otra menos útil que sí nos entusiasma, quedémonos con la segunda.
Me parece una guía capaz de terminar con la pereza más recalcitrante. ¿Y a ti qué te parecen? ¿Apuntarías algún truco más?
Además unos consejos en resumen
Una vez tengas la lista de tarea elige el primer paso y empieza a hacerlo hasta que termines, luego, mira la segunda tarea y trabaja hasta que acabes y así hasta que no hayan más tareas pequeñas en tu lista, siempre concentrándote en una única tarea.
Falta de motivación: Algunas ideas para hacer ciertas tareas más divertidas y entretenidas, son:
Buscando un compañero para motivarte a ir al gimnasio.
Compra un perro para motivarte a salir a caminar
Conviértelo en un juego donde por cada tarea que completes a tiempo ganas punto y de acuerdo a eso el fin de semana te das un premio. Puedes, incluso, tratar de superar tu record cada semana si eres bastante competidor(a).
Apuesta con alguien a que puedes hacer la tarea en X tiempo.
Lo que a mi mejor me funciona es poner música animada de fondo con lo que puedo trabajar varias horas de seguido sin dejar de ser productiva (Por ejemplo, esta entrada la estoy escribiendo con buen vallenato y merengue de fondo :P). Estoy segura que a ustedes se les pueden ocurrir más ideas para divertirse mientras trabajan.
Monotonía laboral.
Cuando la pereza parece ganarnos por el aburrimiento que sentimos, lo mejor que podemos hacer es tomarnos un día libre y dedicarnos a disfrutar la vida, salir a pasear, dormir bien y relajarnos para que al día siguiente estemos listos para enfrentarnos al trabajo de nuevo. Claro que, si te encuentras aburrido constantemente con las tareas que debes hacer, será mejor que reflexiones y busques un trabajo que de verdad te guste.
Consejo para evitar la pereza:
Si percibimos un cambio en nuestro cuerpo en el que antes éramos personas activas y de pronto nos da pereza todo, debemos acudir a un médico para descartar alguna dolencia física o psicológica.
El ejercicio físico nos dará la que tanto escasea con la pereza. Por ello, debemos practicar deporte a menudo para evitar pereza y para gozar de salud.
Descansar al menos 8 horas diarias.
Debemos fijar objetivos en nuestra vida y sobre todo, en nuestro día a día. Si fijamos una hora y duración para hacer alguna tarea a la larga nos resultará más sencillo mantener esa rutina.
Si se consigue cumplir un objetivo premiarse con pequeñas cosas es muy bueno.
Buscar compañeros que nos acompañen, por ejemplo, en el estudio, al hacer deporte… y en todo aquello que tanta pereza nos da.
Sentirnos orgullosos cuando vemos que estamos cambiando y conseguimos dejar de lado la pereza. Recordad que no es una actitud de nacimiento sino de haberla adquirido y siempre podemos desprendernos de esto.
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