Aunque en sus inicios fue un deporte exclusivamente para varones, en la década de 1980 comenzaron a surgir competiciones femeninas.
En ciertos países, las mujeres que practican el culturismo tienden a provocar un cierto rechazo social, debido a preconcepciones culturales sobre la feminidad. Este hecho provocó una evolución del culturismo femenino y la aparición de nuevas modalidades donde se da mayor relevancia a las formas femeninas que al tamaño y definición en sí.
Esto es, más cerca de la imagen de feminidad que la sociedad suele entender como aceptable. Estas modalidades son la reciente bodyfitness o figuras y el fitness, en la que las competidoras demuestran además habilidades físicas y coreográficas. La tendencia mundial es la de un mejor manejo de la feminidad y los nuevos concursos y competiciones del culturismo profesional están promoviendo un crecimiento muscular natural,
es decir sin utilizar químicos que deforman la feminidad como por ejemplo los esteroides, que si bien te dan crecimiento muscular puede cambiar tus facciones de la cara ya seas hombre o mujer.
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