Cómo dejar de ser dependiente

¿Alguna vez te han descrito como dependiente? ¿Te excitas tanto con las relaciones o amistades nuevas que bombardeas a la otra persona con atención, solo para darte cuenta de que eso les aleja de ti? ¿Te das cuenta de que quieres escribir o llamar a esa persona mucho más de lo que ellas a ti? Si la respuesta es sí, entonces ya te habrás dado cuenta de que esa necesidad de atención es un repelente automático para la mayoría de las personas. ¿Por qué ocurre esto y cómo puedes cambiarlo?

Pasos

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   Relájate. Toda relación se desarrolla a su propio ritmo, así que no aceleres para convertirte en "su alma gemela" o "mejor amigos para siempre", sólo porque te encuentres bien con ellos. Disfruta de la novedad y de la alegría de tener algo nuevo, porque ya nunca volverá a serlo. Puede llegar a ser desesperante no saber cómo una conexión en concreto va a desarrollarse, pero también es excitante. Ten paciencia y aprende a saborear esa alegría. No intentes llevar la relación a un nivel que no le corresponde, pues no sólo te perderás la diversión, sino que además te estresarás.
   
   
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   Aprende a no verlo todo de color de rosa. Parte de las razones por las que no excitamos de una forma desproporcionada es porque a veces tendemos a idealizar a la otra persona al principio. Cuando conoces a alguien con quien conectas, es fácil perderse en fantasías. Pero esas expectativas que creamos no son realistas en muchos casos. Recuérdate a ti mismo que esa persona es un humano, y que por tanto, no es perfecta. Cometerán errores, y tendrás que estar preparado para superarlo y perdonar.
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   Practica el quid-pro-quo. Imagina que tu relación con esta persona es como un partido de tenis. Cuando le envías la pelota, tienes que esperar a que te la envíen de nuevo. No mandas una bolsa entera de pelotas antes de que contesten, sólo para comprobar que sigue teniendo interés. Aunque si te toca estar en el lado débil, probablemente te preocuparás mientras esperas. Cuando esto ocurra, respira hondo. Si ya te has puesto en contacto con alguien, no hay necesidad de hacerlo de nuevo. Siempre que sientas la necesidad de hablar con ellos, recuerda que solo existen pocas posibilidades:
   • No han tenido la oportunidad de contestar. Ya sea porque no han recibido aún tu mensaje, o porque estén ocupados, si confías en esa persona, tienes que darle el beneficio de la duda y asumir qué es lo que ocurre. Si siempre ocurre de esta forma, entonces puedes considerar estas otras posibilidades:
   • La persona es muy cambiante. Algunas personas no son buenas en mantener una amistad o relación, a veces son vagos, olvidan las cosas... Si crees que este es el caso, deberías hablarlo con ellos usando una comunicación no violenta. Si esto no cambia, puedes alejarte de ellos o aceptar que nunca van a cambiar y entrar en un círculo vicioso en el que siempre serás el que se esté quejando.
   • Simplemente no tienen interés. A veces ocurre, por diferentes razones, pero algo siempre es seguro: por mucho que les prestes atención, no van a cambiar de idea. La persistencia, en este caso, no es la respuesta. Alejarse puede ser la forma de dejarte sin tener que enfrentarse a ti, y hagas lo que hagas no va a cambiar la forma en la que sienten, y tú lo sabes. Si alguien no tiene la decencia de contestar, no vale la pena: mereces algo mejor.
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   Mantén la mente ocupada haciendo otras cosas. Las personas ocupadas no tienen tiempo para ser dependientes, ya que están siempre ocupadas con otras cosas. Además, esas otras cosas les convierten en amigos más interesantes y en parejas más románticas. Si no tienes nada mejor que hacer que esperar a que alguien te llame o te conteste, probablemente es que estás aburrido (y ya sabes lo que dicen, "si estás aburrido, eres aburrido"). Así que no esperes más. Haz voluntariado, aprende a bailar, sal a correr, practica la pintura al óleo, únete a un club, etc. Todas tus preocupaciones desaparecerán, y si la persona se pone en contacto contigo, será una sorpresa agradable, no un alivio desesperado.
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   Completa el vacío. Si tienes problemas de dependencia, probablemente tienes una ligera falta de autoestima. Buscas a alguien que te haga sentir mejor contigo mismo cuando, en realidad, tú eres la única persona que puede hacerlo. No deberías basar tu felicidad en otra persona. Por supuesto, está bien que alguien te haga feliz, pero no que sea la única fuente de felicidad. Te pondrás triste o de mal humor cuando no estén cerca, y eso puede suponer demasiada responsabilidad para la otra persona. Una forma de demostrarte a ti mismo que no necesitas a nadie es hacer cosas sólo, estar soltero durante un período de tiempo, hasta que te sientas seguro, y puedas desear querer un amigo o una pareja, pero no necesitarlos.
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   Aprende a confiar. Una vez que sepas lo que pasa dentro de ti, puedes comenzar a solventar los problemas que puedas tener al relacionarte con otras personas. La dependencia se asocia con la falta de confianza, y con el miedo al abandono. Cuando dudes sobre los sentimientos de los demás por ti, o su lealtad, pregúntate por qué no confías en ellos. ¿Es porque han hecho algo cuestionable? ¿O es porque en el pasado alguien te hizo daño, y ahora piensas que la otra persona te va a hacer lo mismo? Si es la última, entonces recuérdate que no es justo juzgar a una persona por las acciones de otra, ¿verdad? Si de verdad te importa esta persona, y se han ganado tu confianza, se merecen que confíes en ellos. Ojo: esto no significa que confíes demasiado en cualquier persona, no toda la gente es digna de confianza debido a antivalores como: la hipocresía, la mala intención, el interés, la envidia, etc.
   
   

Consejos

• Valórate. Pierdes un tiempo precioso en ser dependiente. Aprende a controlarte.
• Haz cosas que te hagan feliz y te proporcionen alegrías. Evita estar solo demasiado tiempo. Sal de casa, vete de fiesta con tus amigos... Cuantos más intereses y hobbies tengas, mayor será tu atractivo.

Advertencias

• La dependencia puede convertirse en un círculo vicioso. Buscas atención, la persona se harta y te aleja, entonces tú te sientes peor contigo mismo, y te vuelves aún más dependiente. Reconócelo y cambia.
• Si no tienes paciencia, empiezas a pensar en cosas que no son verdad. Mantén la calma y concéntrate en lo que te gusta.